“No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen”. San Juan Pablo II
La última presencia abierta de la Fundación M. Trinidad Carreras ha sido en Benín. Y te queremos resumir cómo es este país con la infancia y como afecta a la construcción de una sociedad justa, las pocas posibilidades de escolarización y formación.
Situada en África Occidental (entre el Sahel y el Golfo de Guinea) tiene una población de 12,1 millones. Mantiene fronteras con Níger, Togo, Nigeria y Burkina Faso.
La lengua oficial es el francés, pero existe otro grupo de lenguas autóctonas: fon, bariba, yoruba, adja, houeda y fulfulde.
Hablemos de algunos indicadores sociales interesantes sin duda para tomar conciencia plena de todos los factores. Según African Statistical Yearbook:
- Crecimiento de la población: uno de los más altos del mundo, 2,8.
- Tasa de natalidad (nacidos vivos en un año, por cada 1000): 35,6
- Esperanza de vida al nacer: 59,8 años
- Desnutrición: Prevalencia de desnutrición (% de niños menores de cinco años): 20,2%
- Acceso a fuentes mejoradas de agua potable: Mejora en el suministro de agua (% de la población con acceso): 66%
- Acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas: 19,7%
- Mejora de las instalaciones sanitarias (% de la población con acceso): 20%
- Urbanización: 47,4%
Más del 30% de su población vive por debajo del umbral de pobreza. Las zonas rurales la sufren en mayor medida que las urbanas. Y en esta población, los menores de 18 años son nada más y nada menos que 3.050000. El 53% del total.
Algunos lastres culturales y patriarcales siguen azotando fuertemente la ya de por sí, precaria situación de un alto porcentaje de la población.
-Mutilación genital: aún existe en algunas regiones de Benín. Las condiciones de precariedad y falta de higiene en las que se realizan repercuten negativamente en la salud de las jóvenes, terminando frecuentemente en infecciones, hemorragias u otros problemas de salud derivados.
-Derecho a la vida: en algunas regiones, aún se fomentan prácticas inhumanas hacia los niños. Aunque el gobierno ha intentado ponerles freno, siguen utilizándose en determinadas zonas. De acuerdo a las costumbres, si un niño nace con deformidades, si una madre muere durante el parto, o si un bebé nace en posición de nalgas, a dicho niño/niña se le considera embrujado/maldito. A estos niños les aguarda un destino fatídico, considerados anormales, son entregados a verdugos quienes se encargan de su ejecución.
-Matrimonio infantil: más de una tercera parte de las niñas del país son obligadas a casarse antes de cumplir la mayoría de edad. La legislación prohíbe el matrimonio antes de los 18 años, sin embargo, el 32% de las niñas siguen casándose antes de cumplir esa edad. El 9% son menores de 15 años.
-Derecho a la identidad: en Benín, el 40% de los que nacen no están registrados oficialmente. No poseen ni identidad oficial ni nacionalidad. Los niños se enfrentan a grandes dificultades debido a esto. Por ende, no pueden ejercer sus derechos, incluido el derecho a la educación.
-Violencia contra niños y niñas. un gran número de niños sufre maltrato físico, psicológico y verbal de forma periódica. En algunas escuelas y centros de formación profesional, los castigos físicos y la violencia verbal están normalizados. Por poner un dato sobre la mesa, según un estudio del Ministerio de Familia, en la enseñanza preescolar y primaria en 2009, un 88,1% de niñas menores de 18 años fueron víctimas, al menos una vez, de violencia física y un 1,4% de niñas entre 2-14 años víctimas de violencia sexual, ejercida por los profesores.
-Derecho a la salud: el 15% de los niños de Benín, tienen un peso por debajo del normal y saludable. Las infraestructuras deficientes y las enfermedades en otros países extintas o controladas (malaria, problemas digestivos/respiratorios, diarreas, SIDA), aún afectan a la población por carecer en ocasiones de los servicios de salud más elementales.
-Trabajo infantil: Según Unicef, y según datos de diciembre de 2017, el 53% de los niños trabaja.
-Derecho a la educación: la educación es obligatoria y gratuita de 6-11 años de edad. En la práctica, las escuelas no suelen ser gratuitas (los padres pagan matrícula, inscripción, uniformes, libros y materiales), lo que dificulta la obligatoriedad de asistencia. Existe una gran brecha de género. En raras ocasiones las niñas van a la escuela. Esto puede hacer que los niños sean más vulnerables al trabajo infantil. Además, los incidentes de abuso físico, psicológico y sexual, incluyendo el castigo corporal y la violación de los alumnos por parte de maestros, impiden que algunos niños permanezcan en la escuela. Los niños con discapacidad no tienen acceso al sistema de educación regular.
-Trata: en 2007, un estudio de UNICEF puso de manifiesto que más de 40000 niños de entre seis y siete años (el 87% de ellos niñas) habían sido víctimas de la trata. “Benín es un país de origen, tránsito y destino para los niños y niñas víctimas de trata”.
Con solo 7 años, son enviadas a familiares o desconocidos como trabajadoras domésticas a cambio de hogar, alimentación y educación. En realidad, algunas de estas niñas reciben atención y educación; sin embargo, muchas se convierten en víctimas de explotación laboral y abuso sexual. Se calcula que el 70% de las familias de la ciudad tienen algún niño a su servicio producto del tráfico. Y en el 90% de estos acuerdos (vidomegons), las niñas no irán al colegio.
Benín, comparte frontera con Nigeria. Es una línea permeable que se ve acentuada por la corrupción policial que no suprime el tráfico. Los pocos recursos y una economía dependiente del contrabando con el país vecino, facilitan esta actividad. Los niños y las niñas son vendidos o secuestrados para trabajar como siervos en casas, granjas, plantaciones, minas y canteras, en los mercados. O son explotados sexualmente o reutilizados como soldados. No nos olvidemos de las mafias que trafican con órganos o para sacrificios humanos.
A pesar de los acuerdos nacionales e internacionales para regular estos asuntos que hemos planteado, en el día a día, es insuficiente, porque el control que se ejerce es mediocre o deficiente.
En casi todos los países de África encontrarás estas injusticias. Por eso nos pareció, que como Fundación debíamos estar ahí en primera línea, revirtiendo en la medida de lo posible estas situaciones de desesperación y exclusión para el que las vive. Con nuestro trabajo en Benín, queremos educar, soñar y construir esa sociedad igualitaria, solidaria y empática. La educación es parte de la clave. ¿Nos ayudas a seguir?